La venta global de mercurio está prohibida en varios países por su elevada toxicidad y alto impacto en los ecosistemas, pero durante los últimos años enormes cantidades son exportadas a Bolivia y desde ahí enviadas ilegalmente a Perú para la extracción de oro, principalmente en la Amazonía. Una investigación de Ojo Público –que recorrió la frontera de ambos países, desde La Paz y El Alto, hasta Puno, Juliaca y Madre de Dios y accedió a expedientes fiscales– expone cómo solo entre 2017 y 2021 un puñado de empresas duplicó sus importaciones a Bolivia desde México con la participación de empresarios peruanos, que han registrado sus compañías en este país. Las autoridades bolivianas estiman que el 27% de todo el mercurio importado se destina a la minería ilegal.
En la primera cuadra de la calle Tarapacá –una bulliciosa zona comercial ubicada en la ciudad boliviana de La Paz, a más de 3.600 metros de altura sobre el nivel del mar– un puñado de tiendas ofrecen collares, anillos, aretes y otras joyas de oro. Sobre las paredes de algunos locales que las rodean se observan, además, pizarras o letreros de cartulina en los que se ofrece la venta de mercurio a menos de un dólar el gramo. Cualquier persona puede llegar hasta aquí y comprar sin ningún requisito ni medida de protección la cantidad de mercurio –o azogue, como también lo llaman– que necesite.
—Debo tener cuidado cuando peso, sino es difícil regresarlo a la botella—, advierte una vendedora, al mismo tiempo que coloca unos gramos de mercurio dentro de una bolsa transparente. La descarga del metal la realiza sin ningún implemento de seguridad y desde un diminuto envase blanco que lleva en su diseño letras negras con el título de ‘Mercurio El Español’. El frasco tiene impresa la silueta de un torero que agita su capa roja frente a un toro con los cuernos afilados.